Saturday, January 14, 2006

Claroscuro en Huacho


Mis ojos toman la mano de seres incorpóreos, fantasmas con rostro de un chiquillo corriendo tras el viento empolvado y, con él, un perro dorado siguiendo su salivada sonrisa. Estamos en Huacho, es diecinueve de noviembre y el Grupo Cultural Ínsula nos invitó a presentar nuestro poemario Claroscuro en esta ciudad que preservó mi niñez, tan ajena a los anteojos cansados de caminos pendientes.

Escucho la elevada presentación de Luis Márquez Macedo y los enaltecimientos, que tal vez no merezcamos, de parte del profesor Mariano Infante Rosado; hasta que empieza Marycarmen a dibujarnos su poema, y da pie a nuestro recital en La Sociedad Obreros de la Unión, conocido como el Club de los Viejos, en este pueblo que acompañó los nueve iniciales pasos de mi vida.

Nuestros poemas van y vienen, uno tras otro, tras miradas compañeras que avizoran o extravían el próximo verso, siguiendo un orden cadencioso que sólo trastocan las bromas o dislocaciones de algún comediante improvisado en nuestra mesa, o en el público acompañante, en ese público donde veo rostros tan cercanos como los de mis padres y mis tíos,... (... y el rostro tuyo,... tu carita tan inmediata siempre, tan extraña a mi vida anterior que cuando te veo siento que recién existo.) Pero no es el caso que comento, hablaba o escribía de los rostros donde torno a ver lo que no seré; ese niño que intentaba hacer nadar a gatos y gallinas en el riachuelo frente a casa; ese niño que robaba pacaes, sacudiéndose inocente los perdigones que disparaba el campesino furibundo; el chiquillo que brotaba con sus amigos bajo un monte de paja, corriendo con su sonrisa hoy perdida, cuando el colchonero lo descubría desarmando su material de trabajo; y ese perro dorado, siempre tras el niño que fui, riéndose con él, conmigo, con él; cazando para mi madre las gallinas que, se suponía, debía traer; y trayéndome las latas que debía tumbar a pedradas, para ganar las competencias a la salida del colegio, sobre las manos abiertas del mar.Esos son los fantasmas que rodean esta noche, (carita que me mira con ojos que son todos los sueños) esos son los fantasmas que alimentan los versos que hoy escribo y a duras penas intento leer bien en este recital que nos envuelve,...


... y que ya quiero que termine.

P.D.: Agradecimientos eternos a Miguel Silva Esquén por su amistad e incondicional apoyo a la cultura, y a Nila Sheen por creer en nosotros y presentarnos al Grupo Cultural Ínsula.



Fabricio Rebatta

Fotografías: Cecilia Pelán

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